Devocional

Lunes 01 DE ABRIL DE 2024

La hipocresía de los judíos

Romanos 2:17-29

Pablo se dirige a individuos que eran judíos y se enorgullecían de serlo, pero no eran íntegros: sus conductas distaban de ser congruentes con la ley que enseñaban.

Exposición

El conocimiento de la ley (vv. 17-20). Los judíos se creían superiores a los gentiles porque sabían el contenido de la ley de Dios, así que, eran conscientes de los deseos y los planes de Él y estaban en condiciones de aprobar (dokimazei, “probar y aprobar lo que pasa la prueba”) las cosas esenciales, lo mejor (diaferonta, “las cosas que difieren y, por lo mismo, sobresalen”). Reunían, pues, los requisitos para enseñar a los gentiles lo que ellos sabían (vv. 19-20).

Preguntas de acusación (vv. 21-24). El apóstol señala el mal testimonio que estaban dando los judíos frente a aquellos a los que pretendían inculcar sus conocimientos, porque “decían, pero no hacían” (Mt. 23:3). Son culpables de violar la ley de adulterio, robar, saquear templos (Hch.19:37). Rechazaban la idolatría, pero los ídolos robados y posteriormente vendidos, eran una fuente de ingresos. Consecuencia de todo ello: la blasfemia por parte de los gentiles (Is. 52:5) frente a un Dios al que ni su pueblo escogido seguía.

La circuncisión falsa y la verdadera (vv. 25-29). En gr., la palabra “incircunciso” de los v. 25 y 26, corresponde a “prepucio”, que es la palabra usada en el lenguaje coloquial para referirse a un gentil. Por tanto, si el judío no practica lo que enseña, invalida el significado de la circuncisión y, si un gentil guarda la ley, la confirma. El judío verdadero y la circuncisión genuina (vv. 28-29) no dependen de las evidencias externas, sino de la actitud interior (“circuncisión del corazón en espíritu”) adecuada ante Dios. Algunas traducciones usan “por el Espíritu”, haciendo referencia a la acción del Espíritu Santo (Dt. 30:6).

Aplicación

Cuando el creyente da testimonio de su fe, debe tener en cuenta dos cosas: 1) lo que hacemos, “habla” más alto que lo que decimos, 2) poseemos la verdad no porque seamos superiores a los que no creen, sino por la gracia y la misericordia de Dios.

Reflexión: “El peligro de asumir que uno es guía para otros es lo que tan fácilmente lleva a la convicción de que uno es inherentemente superior a los demás” (Morris)..

Unión Bíblica “Notas Diarias” Por : Anabel Álvarez

Martes 02 DE ABRIL DE 2024

Respuestas ante conclusiones erradas

Romanos 3:1-8

Una peculiaridad de Pablo, principalmente en esta carta, es añadir una pregunta elemental que puede aparecer en la mente de los lectores a medida que se van desarrollando los temas y después aportar una respuesta. Corresponde a un estilo filosófico llamado “diatriba”.

Exposición

Dios es fiel (vv. 3-4). La fidelidad de Dios (Dt.7:9) no está condicionada por el comportamiento de los seres humanos, aunque “todo hombre sea mentiroso” (Sal. 116:11) y aunque algunos judíos sean incrédulos (en gr. también significa infieles), a pesar de haberles sido confiados los mandamientos y las promesas de Dios, lo que constituye la ventaja de ser judío o estar circuncidado (vv. 1-2).

Dios es justo (vv. 5-6). El hecho de que la injusticia de los judíos haga sobresalir la justicia de Dios, no debe llevarnos a deducir que el castigo divino ejercido sobre ellos sea injusto. De la misma manera que juzgará al mundo (Ro.2:5), lo hará a los judíos infieles.

Dios es veraz (v. 7). Aunque una acción pecaminosa haga resaltar la verdad de Dios, no se puede justificar el pecado (v. 8), lo que supondría contradecir la naturaleza intrínseca de Dios.

Aplicación

Un error muy común es sacar conclusiones en nuestra vida haciendo una valoración de las circunstancias según la relación causa-efecto. Algunas veces podemos acertar, por ejemplo cuando por tomar decisiones equivocadas hemos de asumir las consecuencias que las acompañan. Pero, cuando en esa evaluación incluimos sacar conclusiones sobre la actuación de Dios, en lo que nos pasa en base a nuestro modo de verlo y no a lo que Dios dice en su palabra, sobre sí mismo, y su forma de actuar, es muy fácil equivocarse y hacerse una imagen de Dios irreal.

Reflexión: “Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cerca. Abandone el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos-declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Is.55:6-9).

Por : Anabel Álvarez

Miércoles 03 DE ABRIL DE 2024

Condenación de la humanidad

Romanos 3:9-20

Pablo completa esta parte de la carta, en la que ha expuesto la pecaminosidad de gentiles y judíos así como la revelación de la justicia de Dios, recordando algunas citas de las Escrituras que corroboran el carácter universal del pecado.

Exposición

El pecado iguala ante Dios a judíos y gentiles (vv. 9-10). Aunque tiene ventaja ser judío (3:1-2), no se debe confundir con un trato preferencial por parte de Dios por el mero hecho de serlo, pues todos están acusados de encontrarse bajo el control del pecado. Para afianzar la acusación de pecado, el apóstol cita varios versículos del Antiguo Testamento:

Ni aún uno (vv. 10-12). El principio y el final de estas frases condenatorias, exponen el mismo concepto que nos describe el Sal. 14:1-3, en el que David, inspirado por el Espíritu Santo, revela que Dios mira desde los cielos para ver si alguno le busca para hacer su voluntad, pero no hay ni siquiera uno que lo haga.

La mirada, las palabras y los actos (vv. 13-18). Mediante algunas citas de las Escrituras, (Sal. 5:9; 10:7; 36:1; 140:3; Is.59:7-8), Pablo resalta tres formas externas de manifestarse el pecado: a través de los ojos, que delatan la ausencia de temor a Dios; por medio del uso dañino que se hace de la boca (Stg.3:6-10), y a través de la forma de perjudicar a otros llegando al asesinato. En estas circunstancias, es imposible que tengan paz (Is.57:21).

La ley da a conocer el pecado, pero no justifica (vv. 19-20). La ley da a conocer (lit. “a través de la ley viene el conocimiento completo”) el listón puesto por Dios y la insuficiencia humana para llegar a él, pero su meta no es la justificación (Hch. 13:39; Ga. 2:16; 3:11). Cada uno es responsable de cómo responde ante esta realidad.

Aplicación

El temor de Dios (expresado a través de la adoración, la confianza y la obediencia), es la base para una persona piadosa (Job 28:28; Pr. 1:7; 9:10; Ec. 12:13). Nadie tiene la capacidad interior para amar de forma genuina a los demás, sin la intervención del Espíritu Santo.

Reflexión: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 P.1:22).

Por : Anabel Álvarez

Jueves 04 DE ABRIL DE 2024

Justificación, redención y propiciación

Romanos 3:21-31

El listón divino solo puede ser alcanzado por el Señor Jesús.

Exposición

Justificación universal (vv. 21-24). La justicia de Dios no es algo excluido del A.T., ya que tanto en la ley (los primeros cinco libros), como en el resto (los profetas), se habla de ella (v. 21). Pero es la fe en el Cristo profetizado la única forma de satisfacer esa justicia divina y alcanzar la salvación. Esto es válido para judíos y gentiles, pues si “todos pecaron”, la forma de tener la salvación será para todos igual. “Justificar” es un término legal que significa “declarar justo” y es obtenida de forma gratuita (en gr. “como regalo gratis”); solo por gracia (favor inmerecido), palabra mencionada 24 veces en esta epístola, podemos alcanzarla.

La redención (v. 24). La humanidad sin Cristo está esclava del pecado y de Satanás, sin poder en sí misma para alcanzar la libertad, porque no puede pagar por ella: solo El Señor Jesús puede hacerlo al ofrecerse a sí mismo por todos los pecadores. Este es el fundamento de la redención (en gr. “rescate, precio de libertad”), que aparece en varias ocasiones en el N. T. (Lc. 21:28; Ro. 8:23; 1 Co. 1:30, etc.).

Propiciación (v. 25). Esta palabra, mencionada también en He. 9:5, significa en griego “sacrificio de expiación” y se refiere al propiciatorio del arca sobre el que se rociaba la sangre de un macho cabrío (Lv. 16:15). La sangre de Cristo supone el sacrificio definitivo que alcanza la exigencia de la justicia divina, cubriendo y protegiendo de la ira divina a los que creen en Él.

El Dios de los judíos y de los gentiles (vv. 29-30). Deuteronomio 6:4 también hace referencia a que Dios “es uno”, además de ser “nuestro Dios”, no solo de los judíos, como posiblemente ellos podrían deducir de este texto.

Aplicación

Para algunos judíos se trataba de “su Dios”. Pero Jesús nos muestra cómo debemos orar: Padre “nuestro” (Mt. 6:9) y, en otros pasajes (Ej. Fil. 1:2, 1Ts. 1:3) también queda claro que es “nuestro” Dios y Padre.

Si comprendemos y nos aferramos a los conceptos de propiciación, justificación y redención, el temor paralizante ante Dios (no el reverente) que en ocasiones tienen las personas, no debería existir.

Reflexión: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Jn. 4:18a)..

Por : Anabel Álvarez

Viernes 05 DE ABRIL DE 2024

Justificado, no por obras ni por ritos

Romanos 4:1-12

En la primera parte de este capítulo, el apóstol Pablo recurre a los ejemplos de David y Abraham para corroborar la validez de la justificación por la fe y no por las obras, dejando claro que Dios ha actuado de la misma manera en tiempos pasados.

Exposición

La justificación no es por las obras (vv. 2-8). Los judíos creían que Abraham había cumplido toda la ley aun antes de que existiera, e interpretaban el contenido de Génesis 15:6 diciendo que la fe del patriarca era una obra y que fue “el mérito de su fe” lo que Dios aprobó. Pero la fe es confiar en Dios, y fue esa confianza la que le fue contada por justicia, pero fe no es justicia. Por otra parte, David, en el Sal. 32:2, usa también el mismo término contable cuando dice: “El Señor no tomará en cuenta”. En los dos casos, queda patente que la acción de Dios sobre la humanidad no está determinada por sus obras.

La justificación no es por los ritos (vv. 9-12). Dios quería que Abraham, además de ser el predecesor de los judíos desde el punto de vista físico (“padre según la carne”) (v. 1), también tuviera hijos espirituales, porque estaba destinado a ser padre de “todos los que creen” (vv. 11-12). Por eso, la circuncisión solo era un sello, una señal externa de la justificación que Abraham recibió siendo todavía incircunciso. No sabemos con qué edad (Gn.15:6) fue justificado, sí tenemos el dato de que aún no había tenido descendencia (Gn.15:2) pues Ismael nació cuando tenía 86 años (Gn.16:16) y en el momento de la circuncisión llevada a cabo con todos sus descendientes varones, incluido Ismael, tenía 99 años (Gn. 17:24). Por tanto, la justificación precede a la circuncisión al menos 13 años.

Aplicación

De la misma forma que los judíos prestaron más atención a la marca externa que a la autenticidad interior de una fe genuina en Dios, nosotros también corremos el riesgo de hacer lo mismo: fijarnos más en las formas de nuestros cultos… que en lo que realmente importa.

Reflexión: Pero el Señor dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón (1 S. 16:7).

Por : Anabel Álvarez

Sábado 06 DE ABRIL DE 2024

Justificado por la fe, no por la ley

Romanos 4:13-25

Ayer, Pablo explicó que la justificación es por la fe, no por las obras ni por la circuncisión. Hoy describe, primero, diversos aspectos de la ley y la confronta con la fe; después, habla de la confianza de Abraham en Dios, ejemplo de un fe auténtica.

Exposición

La ley posterior al pacto (v. 13). La promesa de Dios a Abraham (Gn. 12:1-3) fue dada cuatrocientos treinta años antes que la ley (Ga. 3:17) y era una promesa de bendición espiritual, no solo para él, sino para todos aquellos a quienes Dios ha hecho justos mediante la fe.

La ley y el pecado (v. 15). La ley mosaica nos revela la imposibilidad de vivir sin transgredir de una u otra forma las normas divinas por nuestra naturaleza pecaminosa; siendo la ley misma causa de pecado, ya que desencadena reacciones de ira cuando surge el deseo de hacer lo prohibido.

La promesa por la fe, no por la ley (v. 16). La respuesta humana de la fe es la consecuencia de la confianza puesta en el Señor y en su promesa, pero la promesa de Dios proviene solo de su gracia (decisión de beneficiar a los que por el pecado son merecedores de su ira), no porque sea el resultado de la fe. Por tanto, ya que si la promesa es por la gracia, y fe y gracia van unidas, podemos deducir que la promesa solo se puede recibir por la fe.

La fe de Abraham (vv. 18-23). El patriarca consideró (lit. “en forma cuidadosa”) su limitación física y la de Sara. Ser consciente de esta realidad no debilitó su fe ni produjo en él dudas (“estar dividido” (Stg.1:6) por incredulidad, sino que estaba convencido del poder de Dios, así que confió en Él y le dio la gloria. La respuesta de Dios ante semejante fe fue la consideración de Abraham como justo ante su presencia.

Aplicación

Confiar en Dios no es vivir de espaldas a la dura realidad, negando las evidencias, sino mirar de frente la situación concreta (pero no quedarse ahí dándole vueltas indefinidamente) y después enfocar la atención en Dios. Si actuamos así, tendremos fe en el Señor, porque cuando nuestros recursos disminuyen, ponen en evidencia que no podemos apoyarnos en nosotros mismos, sino en Dios y sus promesas.

Reflexión: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar…”(Stg. 1:5-6).

Por : Anabel Álvarez

Domingo 07 DE ABRIL DE 2024

Consecuencias de la justificación

Romanos 5:1-11

Lo mismo que Abraham, cada persona que quiera obtener los beneficios de la justificación, solo lo conseguirá a través de la fe, ocupando el lugar central de esta fe el Señor Jesús.

Exposición

Paz y gracia (vv. 1-2). Tenemos paz con Dios no por iniciativa nuestra, sino de Él, que dio a su Hijo Jesucristo por amor a nosotros y a través del cual tenemos “entrada” (lit. “el privilegio de acercarse” a una persona de alto rango) a la gracia. A nosotros nos toca aceptar por fe esta realidad y desear compartir en un futuro, de forma total, la gloria de Cristo.

La tribulación produce esperanza (vv. 3-4). Ante las “tribulaciones” (lit. aflicciones, presiones, angustias), la actitud de los creyentes debe ser de gozo (Stg. 1:2), porque producirán paciencia (lit. “perseverancia”: constancia sin doblegarse), que a su vez produce “carácter probado” y, éste, esperanza.

El amor de Dios (vv. 5-10). La esperanza de los cristianos descansa en Dios y no le avergüenza (o decepciona) porque su amor, que ha sido derramado en el corazón humano por el Espíritu Santo, le estimula a persistir en la esperanza. La naturaleza de ese amor es de tal calibre que, a su tiempo (NVI: “en el momento preciso”), aún siendo débiles (lit. “sin fuerzas”) y pecadores, Cristo murió por (lit. “en nuestro lugar”) nosotros, reconciliándonos con Dios y librando a todo aquel que cree en Él de la condenación (Jn.5:24) y de la ira venidera (1Ts.1:10; 5:9).

Aplicación

Las personas desean tener paz y se invierten muchos esfuerzos inútiles para alcanzarla, porque la verdadera paz interior se obtiene solo a través de Cristo; nosotros no la podemos crear, solo la podemos disfrutar. Esta paz es complementada con la que “sobrepasa todo entendimiento” cuando la forma de pensar y actuar sigue los pasos establecidos por la Palabra de Dios (Fil. 4:6-9). El sufrimiento de los hijos de Dios no es inútil: a través de él desarrollarán la constancia, la cual moldea el carácter; y este carácter moldeado promueve la confianza en el Señor en medio de la prueba.

Reflexión: La seguridad de los creyentes no radica en aspectos materiales o de otra índole, sino en la firme esperanza de que Dios y sus promesas no van a fallar. Esta seguridad es obtenida por el amor de Dios derramado en el corazón de sus hijos.

Por : Anabel Álvarez

Lunes 08 DE ABRIL DE 2024

Jesucristo y Adán

Romanos 5:12-21

Pablo establece un paralelismo entre Adán, cuyo comportamiento pecaminoso dio como resultado la muerte física y la espiritual, y Jesucristo, que se ofreció a si mismo para redimirnos del pecado, darnos la vida eterna y reparar la relación espiritual con Dios.

Exposición

Todos pecaron (v. 12). Hay dos formas de entender la frase: “Por cuanto todos pecaron”: a) la colaboración de la humanidad en el pecado de Adán, b) el pecado individual. Hay más partidarios de la segunda opción, pero según los vv. 15-19, parece que Pablo da a entender nuestra implicación en el pecado de Adán.

La ley señala la transgresión (vv. 13-14). La muerte reinó y el pecado existió desde Adán hasta Moisés, pero la ley confiere al pecado el atributo de “transgresión”: Adán desobedeció las reglas puestas por Dios (Gn. 2:17), por eso su pecado fue considerado transgresión, sin embargo, los que cometieron las generaciones posteriores no tuvieron ese carácter hasta que recibieron las normas divinas a través de Moisés.

Diferencias entre la obra de Adán y Cristo (vv. 15-17). Adán es “tipo” (figura) de Cristo porque los dos condicionan la vida de los que vienen después de ellos (v. 14). Pero la influencia que ejercen es muy distinta: 1) Por la transgresión (lit. “paso en falso”) de Adán murieron “los muchos” (físicamente todos, a excepción de Enoc y Elías). Por la obra y la vida de Cristo fue la gracia y el don de Dios por la gracia, los cuales “abundaron mucho más para los muchos”, lo que significa que la raza humana recobró con Cristo más de lo que en su momento había perdido con Adán. 2) Por un solo pecado de Adán vino la condenación (“castigo”), pero el don (jarisma, “don de gracia”, es decir, la justicia) obtenido a través de Jesús vino por muchas transgresiones. 3) Por la desobediencia de Adán, la muerte inició su reinado, pero con Cristo no es únicamente que la gracia acabe con el reinado de la muerte y lo sustituya por el reinado de la vida, sino que convertirá en reyes a los que decidan creer en Él (Ap. 1:6).

Aplicación

Adán y Jesús son los exponentes de las dos posibles respuestas que podemos darle a Dios (v. 19): o le obedecemos, o incumplimos las reglas que nos pone ateniéndonos a las consecuencias (Dt. 30:19).

Reflexión: El Señor es inmensamente generoso: su gracia inmensurable sobre la humanidad supera con creces los daños ocasionados.

Por : Anabel Álvarez

Martes 09 DE ABRIL DE 2024

Libertad frente al poder del pecado

Romanos 6:1-11

La justificación por medio de la fe hace que el pecado ya no tenga el poder sobre la vida del cristiano que tenía antes de la conversión.

Exposición

Muertos al pecado (vv. 1-2). Pensar que el grado de gracia divina es directamente proporcional al pecado cometido es un grave error, porque los cristianos han “muerto al pecado” desde el instante de la salvación; por tanto, no pueden “vivir en él”. Hablar de “morir”, tanto desde el punto de vista físico como espiritual, es hablar de la separación entre el poder del pecado y el creyente, no de la extinción del pecado en su vida.

Bautizados en Cristo para una vida nueva (vv. 3-4). El bautismo, como evidencia pública de la conversión (Hch. 10:44-48; 16:29- 33), simboliza que, de la misma forma que el entierro de Cristo pone de manifiesto la realidad de su muerte (1 Co. 15:3-4), ser “sepultados con Él para muerte por el bautismo” significa que, por la acción del Espíritu Santo, el creyente ha muerto a la forma de vida pecaminosa anterior a la conversión. Además, estar identificados con la resurrección de Cristo, significa renacer espiritualmente y tener una vida nueva de más calidad que la anterior, que culminará con la resurrección física después de la muerte en el futuro, cuando el Señor vuelva.

El cuerpo del pecado “destruido” (v. 6). La palabra “cuerpo” puede referirse al control del pecado sobre el hombre total o al cuerpo físico. Lo importante es que el hecho de haber sido crucificados con Cristo nos libera del poder del pecado, no es que éste desaparezca (que es lo que parece dar a entender esta palabra), sino que está desactivado, “reducido a la impotencia”; ese es el significado del término en griego usado por Pablo.

Aplicación

Creer equivocadamente que en una persona creyente el pecado está destruido, tal y como se ha traducido en nuestro idioma, es una fuente de culpabilidad y sufrimiento innecesario, porque se concluye que si hay lucha interior por el pecado es sinónimo a conversión falsa o debilidad espiritual.

Reflexión: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad” (1Jn. 1:8-9).

Por : Anabel Álvarez

Miércoles 10 DE ABRIL DE 2024

Libertad de la obediencia al pecado

Romanos 6:12-23

Un hijo de Dios está capacitado para dejar de vivir sometido al pecado y, en su lugar, obedecer a Cristo, no porque tenga poder en sí mismo, sino por la obra del Espíritu Santo desde el momento de la conversión y durante el proceso de santificación.

Exposición

No reine el pecado, sino Dios (vv. 12-14). Si el pecado está desactivado (6:6), el creyente puede y debe rechazar el reinado del pecado, que conlleva una esclavitud derivada de la obediencia a los anhelos que se alejan de la voluntad de Dios (Jn. 8:34) y que se ponen en evidencia a través de los actos físicos de un cuerpo que es mortal (v. 12). Pablo señala que el pecado no tiene poder para “enseñorearse” (reinar como señor de la vida) en el cristiano, porque ya no está bajo el dictamen de la ley, sino bajo la sobreabundante gracia de Dios (Jn.8:36).

Esclavos de la obediencia al Señor (vv. 16-19). No se puede ser esclavo del pecado y de la obediencia a Dios porque son decisiones excluyentes (v. 16). Ahora bien, destaca el apóstol que esa obediencia debe ser “de corazón” (v. 17), es decir, desde el interior; no impuesta desde fuera. En este sentido, hablar de esclavitud a Dios no es acertado, pero Pablo dice que necesita “hablar como humano” (lit. “de la misma forma que los seres humanos”) por causa de la debilidad (v. 19) de los destinatarios de la carta.

Muerte o vida (vv. 20-23). Vivir entregado al poder (a veces atractivo a corto plazo) del pecado, trae como “paga” (lit. “el salario de un soldado”) la muerte, entendida sobre todo como la separación eterna de Dios. Por el contrario, el reconocimiento de la naturaleza pecaminosa y la entrega a Jesús como Salvador y Señor trae como consecuencia “la dádiva” (jarisma: regalo de gracia) que es la vida eterna y la transformación de la vida del creyente por el proceso de santificación.

Aplicación

Nuestro comportamiento y estilo de vida nos enseñan mucho sobre quien es el verdadero amo de nuestras vidas. ¿Servimos realmente a Dios o nos hemos entregado poco a poco, sin darnos cuenta, a otros “placeres”.

Reflexión: “Seguir los deseos de un cuerpo transitorio y decadente es como rendirse a un amo moribundo: un acto del todo incongruente” (John A. Witmer).

Por : Anabel Álvarez

Jueves 11 DE ABRIL DE 2024

Libertad frente al poder de la ley

Romanos 7:1-6

Desde el capítulo 5, estamos viendo las consecuencias positivas de la justificación; ahora le toca el turno a la ley. Puesto que incluso Abraham, que vivió antes de que Dios diera los mandamientos a Moisés, fue declarado justo solo por la fe sin obras, era necesario situar a la ley en el lugar que la correspondía, sobre todo teniendo en cuenta la importancia que tenía (y tiene aún hoy) para los judíos.

Exposición

Ilustración del matrimonio (vv. 1-3). Pablo expone con palabras entrañables (“hermanos” (v. 1), “hermanos míos” (v. 4)) que las normas legales tienen competencia sobre un individuo solamente mientras vive, de la misma forma que el pacto matrimonial de una mujer se mantiene hasta que su marido muera, quedándose libre, tras el fallecimiento, para empezar otra relación.

Morir a la ley (v. 4). Cuando un cristiano muere con Jesús en la cruz, muere al pecado (Ro. 6:2) y también “a la ley” (v. 4). “Habéis muerto” corresponde en el original a la forma pasiva “se os hizo morir”, haciendo referencia a la intervención activa por parte de Dios en la persona que le ha confiado su vida. Al hacernos morir ante la ley, ya no estamos “casados” con ella, quedando los creyentes libres, lo mismo que en el matrimonio, para pertenecer a Cristo y ser usado por Él para llevar fruto.

Régimen viejo y régimen nuevo (vv. 5-6). Vivir según la ley (régimen viejo de la letra) supone estar sometido a una serie de normas que, no solo son ineficaces para hacer justa a la persona delante de Dios, sino que su expresión provoca en ella una mayor atracción por el pecado (v. 5). Por eso hay que servir según el régimen nuevo del Espíritu (que se refiere al Espíritu Santo, aunque algunos opinan que es más un cambio de actitud “espiritual”).

Aplicación

A pesar de todo lo dicho, la tendencia a vivir “bajo la ley” es más frecuente de lo que cabría esperar. ¿Tal vez para intentar, por las buenas obras, ganar la aceptación de Dios por temor a su rechazo, o quizás como agradecimiento por su aceptación o para demostrarle lo que soy capaz de hacer por Él?

Reflexión: “…nuestra suficiencia es de Dios, el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida” (2 Co. 3:6).

Por : Anabel Álvarez

Viernes 12 DE ABRIL DE 2024

La convicción de pecado

Romanos 7:7-13

Ahora Pablo, con la humildad que le es propia a aquel que se considera el primero de los pecadores, abre su corazón y explica en primera persona los conflictos a que se enfrenta el ser humano cuando el Espíritu Santo obra en el alma, y ésta, toma conciencia de su propio pecado.

Exposición

El pecado en acción (vv. 7-8). En el pasado, cuando Pablo (Saulo) era un perseguidor de la Iglesia, el pecado actuaba oculto desde los calabozos de su conciencia, pero cuando por la gracia de Cristo se le reveló el aspecto espiritual de la ley, entonces conoció la maldad del pecado que moraba en él y cómo le impulsaba a transgredir todos los mandamientos.

El fariseo desenmascarado (vv. 9-11). Por tres veces hace aquí mención Pablo de la muerte: “y yo morí” (v. 9); “me resultó para muerte” (v. 10); “y por él me mató” (v. 11). ¿A qué muerte se refiere? A su muerte como fariseo confiado en su propia justicia. La ley, aplicada al corazón por el Espíritu Santo, había desenmascarado al religioso Saulo.

La ley reivindicada (vv. 12-13). La ley es santa (procede de Dios), justa (condena al pecador) y buena (busca nuestro bienestar y nos lleva a Cristo). Por lo tanto la ley no es la culpable de nuestros pecados sino que cada uno es responsable de su propia transgresión. Qué horrible y perverso aparece ahora el pecado a la luz del mandamiento.

Aplicación

La convicción de pecado es “la obra del Espíritu Santo por medio de la cual los hombres son liberados de la ceguera espiritual y satánica que les rodea siendo capacitados de este modo para verse como Dios los ve: culpables, corrompidos y totalmente incapaces de salvarse a sí mismos”. Es así como la justicia propia y todas las bondades por medio de las cuales el hombre pensaba ser aceptado por Dios se desmoronan y entonces toma conciencia de su situación de bancarrota espiritual y perdición. Sin crédito ante el Altísimo y merecedor de su justo juicio no es de extrañar que un clamor semejante al de Isaías retumbe en el corazón del pecador: ¡Ay de mí que soy muerto! Sin una verdadera convicción de pecado no puede haber arrepentimiento verdadero ni salvación.

Reflexión: Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? (Hechos 2:37).

Unión Bíblica “Notas Diarias” Por : Carlos Rodríguez

Sábado 13 DE ABRIL DE 2024

La guerra contra el pecado

Romanos 7:14-25

De nuevo en primera persona Pablo nos describe la contienda existente en el creyente cuando la santa ley de Dios le revela su estado miserable, es decir, cuán lejos está de la perfección impecable por la que suspira su alma regenerada. Pero Pablo no desespera, se sabe justificado, santificado y redimido por Jesucristo (Ga. 2:20), el Hijo de Dios.

Exposición

Su inicio (vv. 14-21). La contienda contra el pecado da comienzo tan pronto como la nueva naturaleza del hombre regenerado quiere tomar el timón de la vida del creyente. Éste descubre con dolor que la vieja naturaleza adámica, vendida al pecado, todavía le acompaña y es una aliada de los enemigos que combaten contra el alma y la ley de Dios.

Su violencia (vv. 22-23). En esta “guerra civil” que vive el cristiano, “el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Ga. 5:17). La violencia del conflicto es tan grande que se extiende a todos nuestros miembros y se sufre en lo más profundo de nuestro ser.

Su duración (vv. 24-25). Pablo, lleno de dolor, confiesa que mientras viva en este presente cuerpo de muerte – “sujeto a los estragos del pecado y de la muerte” – la terrible lucha continuará. Pero también, lleno de júbilo, da gracias a Dios por su Salvador Jesucristo. Pablo sabe que cuando cese su vida aquí, comenzará el estado de gloria y el conflicto habrá cesado.

Aplicación

Si buscamos en los comentarios bíblicos podemos encontrar que existen distintos puntos de vista a la hora de interpretar los versículos 7 a 25 del capítulo 7 de Romanos. Pero la realidad de la lucha espiritual del creyente contra Satanás, el mundo y la carne es un hecho incuestionable, bíblicamente probado y confirmado por el testimonio de los santos hombres de Dios de todas las épocas. Para algunos creyentes el combate se antoja una verdadera pelea titánica en muchas ocasiones y aunque la gracia de Dios nos sostiene y, como veremos en el próximo capítulo, nos hace “supervencedores” en Cristo, la realidad de esta guerra nos acompaña durante toda nuestra vida aquí.

Reflexión: No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús (Fil. 3:12).

Por : Carlos Rodríguez

Domingo 14 DE ABRIL DE 2024

La victoria sobre el pecado

Romanos 8:1-8

Tras alertarnos de la dura batalla que nos espera mientras estemos en “este cuerpo de muerte”, el apóstol nos describe ahora la sublime, compleja y hasta cierto punto paradójica victoria del creyente sobre el pecado. La exposición doctrinal de Romanos 8 acabará convirtiéndose en un cántico a la perfecta salvación obrada por el trino Dios a favor de su Pueblo.

Exposición

Es segura (vv. 1-2). Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Se puede decir más alto pero no más claro. Los que están en Cristo Jesús disfrutan de todos los beneficios de su salvación, entre los que se incluyen la victoria forense sobre el pecado (justificación) y la victoria espiritual (santificación) que purifica sus vidas.

Es costosa (vv. 3-4). Los infinitos esfuerzos humanos por guardar la ley solo ponían de manifiesto la impotencia y pecaminosidad del hombre, por lo que fue necesario que Dios enviara a su Hijo para poder tratar con el pecado y vencerlo al coste de su vida, recibiendo Cristo el castigo y el creyente el beneficio de una nueva andadura espiritual.

Es experimental (vv. 5-8). La victoria sobre el pecado – a pesar de las caídas- la experimentan únicamente los que andan conforme al Espíritu, es decir aquellos cuya vida se distingue por una disposición básica hacia las cosas de Dios y de su reino. Los incrédulos, que persisten en vivir orientados al mundo, no pueden agradar a Dios.

Aplicación

¿Se puede hablar de victoria cuando vemos aún los fracasos espirituales y caídas pecaminosas en la vida del creyente? Desde luego que SÍ. Y victoria total… gracias a Cristo. En Él hemos sido liberados tanto de la culpa como del poder del pecado. ¡Cuántas religiones marcan la vida de sus fieles con penitencias y sacrificios persona- les para expiar los pecados! Sin embargo el cristianismo bíblico descansa en el Hijo de Dios que se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado (Heb. 9:26). Dios nos proveyó el Espíritu de Cristo para que por medio de él superemos todos los obstáculos y seamos capaces de contrarrestar los efectos de la ley del pecado y de la muerte.

Reflexión: Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co. 5:21).

Por : Carlos Rodríguez

Lunes 15 DE ABRIL DE 2024

El Espíritu Santo y... Tu

Romanos 8:9-17

El pasaje de hoy centra su atención en la relación que mantiene la persona del Espíritu Santo con el creyente. La obra del Espíritu convenciendo de pecado, regenerando y aplicando la justicia de Cristo sobre nosotros, tiene su continuación en la santificación y su obra completa, tras vivificar nuestros cuerpos mortales, en la glorificación.

Exposición

La morada del Espíritu (vv. 9-11). La primera enseñanza que se nos da en estos versículos es que sin lugar a dudas el Espíritu Santo ha venido a residir – hacer su morada – en las vidas de todos los verdaderos creyentes y que permanecerá dándoles vida espiritual eternamente, más allá de la muerte física y la resurrección de la carne.

La guía del Espíritu (vv. 12-14). Solo por el Espíritu Santo lograrán los creyentes hacer morir las obras de la carne, no por ellos mismos; y solo por el Espíritu Santo conseguirán caminar por la senda de la vida, no por ellos mismos. Los hijos de Dios deben dar los pasos libre y esforzadamente pero es el Espíritu quien los influye y dirige.

El Espíritu de adopción (vv. 15-17). También el llegar a ser miembros de la familia de Dios es la obra del Espíritu Santo. Es el Espíritu quien se encarga de que los creyentes tomen plena conciencia de que tienen a Dios por Padre, que han recibido sin duda el estatus de hijos y que han sido hechos herederos de Dios y coherederos con Cristo.

Aplicación

Por mucho tiempo la persona del Espíritu Santo fue relegada a un segundo o tercer plano en la doctrina de la Iglesia y vida del creyente. En la actualidad ha pasado, en muchos sectores, del olvido a una desmesurada primacía en detrimento del resto de enseñanzas. Ni menospreciada, ni desfigurada o caricaturizada, la Biblia nos presenta a la bendita persona de la trinidad en su verdadera perspectiva. En relación con el creyente podemos decir que éste ya no está solo, ahora tiene a un “Paracleto” un perfecto ayudador para hacer frente a su nuevo camino. ¡Casi nada! Dios mismo en la persona del Espíritu proveyendo santidad, poder, dirección, compañía y todos los dones necesarios para el ministerio y el avance del reino de Dios.

Reflexión: “…fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la pro- mesa, que es las arras de nuestra herencia” (Ef. 1:13-14)

Por : Carlos Rodríguez

Martes 16 DE ABRIL DE 2024

Destino: La Gloria

Romanos 8:18-30

La gloria, nada más y nada menos, es el destino final del creyente. Todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, será completamente perfecto y resplandecerá como corresponde a hijos de luz. Por toda la eternidad disfrutaremos con nuestro bendito Salvador de los cielos nuevos y tierra nueva. Allí no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, ni muerte.

Exposición

Por la aflicción (vv. 18-23). Mientras se acerca ese momento estelar en el que el telón se bajará poniendo fin a esta escena terrestre, debemos esperar, todavía, momentos de aflicción. Por un lado sufriremos padecimientos y persecuciones por causa de nuestra fe en Cristo. Seguiremos expuestos a todo tipo de enfermedad y dolencia mientras caminamos por esta creación gimiente sujeta a frustración. Y nos acompañarán nuestras flaquezas espirituales y dudas existenciales recordándonos así nuestra debilidad.

Por la gracia (vv. 24-30). Pero en todo este trayecto hacia la gloria la mano de Dios va a estar presente en nuestras vidas haciendo cierta y segura nuestra salvación. Una salvación que comenzó en la eternidad cuando Dios nos escogió libremente en Cristo y nos predestinó para que fuésemos hechos conformes a la imagen de su Hijo. Una salvación que se nos aplicó en el tiempo y en el espacio, por gracia por medio de la fe. Y una salvación que alcanzará su culminación en el futuro cuando la gloria que nos tiene reservada nuestro Señor se manifieste en nosotros.

Aplicación

Faltan palabras para describir la gloria del estado eterno. Las visiones, llenas de simbolismos, a las que nos remite el apóstol Juan son un pálido reflejo de lo que nos aguarda. No obstante, son suficientes para animar nuestros corazones a enfrentar las tribulaciones aquí. También faltan palabras para describir al Dios maravilloso que aparejó dicha gloria. Un Dios soberano que preparó de antemano, sabia y amantemente una salvación tan grande: La salvación del pecador a costa de su unigénito Hijo. Ante sus decretos eternos y santa providencia solo podemos caer de rodillas en adoración y agradecimiento eternos.

Reflexión: No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz de sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos (Ap. 22:5).

Por : Carlos Rodríguez

Miércoles 17 DE ABRIL DE 2024

¡Qué salvación tan grande!

Romanos 8:31-39

Llegamos al final del capítulo y observamos como el apóstol parece quedar absorto ante el desarrollo del plan majestuoso de Dios para redimir a los pecadores. ¡Qué maravilla! ¿Qué más podemos decir? Movido por el Espíritu, Pablo entona un himno desde el cenit de la revelación divina proclamando la gloria de Dios en la salvación del hombre.

Exposición

Es hermosa (vv. 31-32). Nuestra salvación es la insuperable historia del amor divino. Dios el Padre no escatima a su santo e inocente Hijo en aras de la redención de un pueblo formado por tizones arrebatados del fuego que serán graciosamente bendecidos.

Es perfecta (vv. 33-34). Nuestra salvación cubre y arregla todos los desperfectos ocasionados por el pecado de tal modo que no hay acusación ni condenación posible. Cristo es el que murió, resucitó, ascendió a la diestra del Padre e intercede por nosotros. Es segura (vv. 35-37). Nuestra salvación tiene el seguro del amor de Cristo. De ningún modo permitirá el amado perder a su amada por la que ha pagado tan alto precio. Es tan seductor Su amor que los escogidos están dispuestos a morir antes que abandonarle.

Es eterna (vv. 38-39). Ni en el pasado, ni en el presente, ni en el futuro las fuerzas de la creación y todos sus principados han te nido, ni tendrán, la más mínima oportunidad de echar por tierra la eterna y gloriosa salvación que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Aplicación

Hoy es un buen día para caer de rodillas ante nuestro trino Dios y darle toda la gloria y toda la honra que merece por nuestra salvación, reflejo de su carácter y buena voluntad. Gloria sea dada al Padre que orquestó la salvación del pecador aun a costa de entregar a su unigénito Hijo como propiciación por nuestros pecados. Gloria sea dada al Hijo que en obediencia al Padre y por amor a los escogidos se encarnó y obtuvo la victoria de los siglos: eterna salvación para todos los que le obedecen. Gloria sea dada al Espíritu sin cuya eficaz ayuda y comunión los creyentes aún estaría muertos en sus delitos y pecados y apartados de la santidad sin la cual nadie verá a Dios.

Reflexión: Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén (Ro. 11:36).

Por : Carlos Rodríguez

Jueves 18 DE ABRIL DE 2024

¿Y qué será de Israel?

Romanos 9:1-5

Qué duro tuvo que ser para el apóstol aguardar hasta ese momento de la epístola en el que por fin aborda el asunto que constreñía sobremanera su corazón: la condición perdida de los judíos y su antagonismo hacia el evangelio. Sus hermanos en la carne deberían escuchar atentamente el mensaje que Dios tiene para ellos y que Pablo desgranará en los próximos tres capítulos.

Exposición

El amor de Pablo por Israel (vv. 1-3). En primer lugar Pablo quiere dejar sentado el profundo amor que experimenta por sus parientes según la carne. La incredulidad y consecuente rechazo de Israel eran para él verdaderamente una gran aflicción. La pena erosionaba el alma del santo a diario repercutiendo sin duda en sus fuerzas y el desarrollo del ministerio. Sin embargo el asunto era tan serio que estaba dispuesto a desgastarse por completo para hacer salvos a algunos de ellos. Que nadie lo dude. De ser posible incluso hubiese aceptado ser anatema por sus compatriotas. Eso es amor.

El amor de Dios por Israel (vv. 4-5). En segundo lugar el apóstol hace mención de los grandes privilegios con que la mano aman- te de Dios había coronado a este pueblo rebelde y contradictor. Privilegios nacionales como la elección en detrimento de otras naciones, Su presencia gloriosa en medio de ellos, un pacto exclusivo, la promulgación de la ley, la oportunidad de rendir culto al único y verdadero Dios, y un sinfín de increíbles promesas que vieron cumplirse con fidelidad en el pasado, otras cumpliéndose en Cristo delante de sus enceguecidos ojos y el resto aguardan- do su realización futura. A todo esto hay que añadir el privilegio de contar entre sus filas a los grandes patriarcas del Antiguo Testamento y de forma especial el don inefable de Dios: Jesucristo, judío de nacimiento e Hijo de Dios en verdad.

Aplicación

Pablo sufrió males de todo tipo a manos de sus propios hermanos en la carne pero los amó como su Maestro había hecho con él. Esta clase de amor debería movernos siempre a la hora de predicar el evangelio a los perdidos, no teniéndoles en cuenta el mal que puedan hacernos. El pecador nunca merece la gracia pero es honra de Dios concederla, nosotros, como hijos de Dios, debemos hacer lo mismo.

Reflexión: …de gracia recibisteis, dad de gracia (Mt. 10:8).

Por : Carlos Rodríguez

Viernes 19 DE ABRIL DE 2024

El Israel verdadero

Romanos 9:6-18

Pablo comienza a declarar el misterio de Israel. A los que se cuestionan cómo es posible que la nación en pleno, sus dirigen- tes, líderes religiosos y la mayor parte del pueblo no respondan al evangelio el apóstol les revela algo fundamental. No es que el plan de Dios para bendecir y salvar a Israel haya fallado, la clave para la correcta comprensión del asunto es que hay un Israel verdadero dentro del Israel nominal.

Exposición

Es un pueblo según el espíritu (vv. 6-8 a). El Israel verdadero no es el nacido de la carne (Ro. 2:28-29). Las Escrituras insisten mucho en que el nacimiento físico no da a nadie prerrogativas en la esfera de la salvación y el apóstol les debe recordar que “no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham son todos hijos”.

Es un pueblo según la promesa (vv. 8 b-10). El Israel verdadero es fruto de la promesa. Es decir, Dios se propuso traer a la vida a un pueblo y anunció el nacimiento y la salvación de éste en base a su soberana gracia y poder de su palabra, como se ve con las vidas de Abraham y de Isaac. Y todos se apropian de la promesa por medio de la fe.

Es un pueblo según la elección (vv. 11-18). El Israel verdadero está formado por aquellos que Dios ha elegido libremente para manifestar su misericordia. Este es el Israel amado por Dios. Que el Señor haya escogido este método para seleccionar a su pueblo está fuera de todo enjuiciamiento humano. En el devenir del mundo y la historia Dios siempre ha hecho lo que ha querido.

Aplicación

Cuando se presenta la doctrina de la elección de un modo bíblico, como hace Pablo, siempre levanta ampollas (v. 14). El corazón humano siempre buscará algo, por pequeño que sea, en ese proceso selectivo que haga justicia a cualquier mérito previsto o realizado por el hombre. También resulta curioso que en su afán por defender la libertad del hombre para escoger, muchos estén dispuestos a negársela a Dios mismo. Como si Dios no tuviera el derecho de elegir libremente y sacar del fango del pecado al que quiera. Dejemos que Dios sea Dios. Que nadie le quite su soberana libertad de elección para dársela al hombre. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.

Reflexión: Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es (Jn. 3:6).

Por : Carlos Rodríguez

Sábado 20 DE ABRIL DE 2024

Dios salva a judíos y gentiles igualmente

Romanos 9:19-33

En su soberbia el ser humano está convencido que si él ocupara el lugar de Dios, tomaría mejores decisiones, sería más justo con sus criaturas y haría en general mejor las cosas. El apóstol se encargará de cerrar la boca del hombre e instruirle acerca de las riquezas de la gloria de Dios que redundan en la bendición del género humano y la extraordinaria salvación de los pecadores tanto judíos como gentiles.

Exposición

Soberanamente (vv. 18-24). Pablo hace uso de una figura bíblica, la del alfarero, para poner los puntos sobre las íes. Dios es Dios, el santo, paciente y misericordioso Creador. El hombre no es más que polvo, una criatura forjada por la mano del Todopoderoso. Su voluntad soberna ha sido seleccionar y llamar a la salvación a un pueblo formado, igualmente, por judíos como por gentiles.

Por gracia (vv. 25-29). La salvación de los gentiles y su adopción a la familia de Dios ya había sido revelada en el pasado por los profetas. El Señor no hace más que seguir su plan anunciado. Por lo tanto la inclusión de los gentiles en el pueblo de Dios es por pura gracia pero también lo es, igualmente, la permanencia de un remanente de Israel.

Por medio de la fe (vv. 30-33). El apóstol concluye haciendo referencia a la justicia necesaria para salvación. Los gentiles la encontraron en Cristo y se la apropiaron por la fe. El Israel nominal tropezó en la piedra de tropiezo (Cristo) pero alcanzará la salvación, igualmente, todo israelita que crea en él (Cristo).

Aplicación

El propósito principal en la salvación es que Dios haga notorias “las riquezas de su gloria”. Es cierto que éstas se muestran en la creación y en su mano providente sobre la humanidad pero en ninguna acción es más notable la gloria de Dios que en la salvación inmerecida de hombres y mujeres caídos y perdidos. Las riquezas de su gloria quedan manifiestas cuando Dios entrega a su unigénito Hijo, cuando el Hijo mismo va a la cruz a recibir el castigo de nuestra paz, cuando el Espíritu Santo nos arroba son su visita y santifica. Finalmente las riquezas de su gloria serán contempladas por los redimidos eternamente.

Reflexión: Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme (Is. 60:21)..

Por : Carlos Rodríguez

Domingo 21 DE ABRIL DE 2024

La responsabilidad de judíos y gentiles

Romanos 10 1-13

En el capítulo anterior el apóstol Pablo ha estado enfatizando la soberanía de Dios en la salvación de los pecadores. sean éstos de origen judío o gentil. Ahora fijará su atención en la responsabilidad humana, es decir, en la respuesta que el hombre, sea judío o gentil, debe dar a Dios para ser declarado justo en su presencia.

Exposición

La respuesta errónea (vv. 1-7). El apóstol nos presenta tres caminos equivocados por los cuales transita el hombre para justificarse ante Dios. El primero es el de la justicia propia (v. 3) Esto ocurre siempre que el ser humano quiere establecer su propia forma de ser aceptado por Dios, confiando que así quedará Dios satisfecho. El segundo camino es cuando confía en obedecer perfectamente la ley de Dios pues está escrito que “el que haga estas cosas vivirá por ellas” (v. 5), pero este es un camino sin salida (Ro. 3:20), solo Cristo lo transitó con éxito (v. 4). El tercer camino presentado es el de la incredulidad donde sus transeúntes se excusan en que es extremadamente difícil justificarse ante Dios (vv. 6-7).

La respuesta correcta (vv. 8-13). El camino correcto ya ha sido señalado por Pablo anteriormente y no es otro que “Cristo. para justicia a todo aquel que cree” (v.4). Si no queremos avergonzarnos en el último día, debemos confesar ahora con nuestra boca que Jesús es el Señor y creer en nuestro corazón que Dios lo levantó de los muertos (v.9). Con la confesión nos ponemos en manos de Aquel que posee gracia abundante y suficiente para salvar a los pecadores que le invocan. Cuando creemos de verdad en nuestro corazón que la obra de redención fue consumada perfectamente estamos aceptando la justicia que Dios ha preparado para nosotros, la justicia de Cristo, con ella en nuestro “haber” nos acercamos confiadamente ante su trono

Aplicación

El celo por las cosas de Dios, incluso las buenas intenciones los mejores sentimientos religiosos, no garantizan en absoluto la salvación a nadie. ¡Ni siquiera creer en Dios lo garantiza! (Stg. 2:19). Tampoco el repetir meramente unas palabras como “Jesús es el Señor” hace salvo a nadie (Mt. 7:21).

Pensamiento: La salvación consiste en una relación personal con Dios en la que nosotros nos fiamos de Él y… Él se fía de nosotros! (M. Lloyd Jones).

Por : Carlos Rodríguez

Lunes 22 DE ABRIL DE 2024

La responsabilidad de la Iglesia y de Israel

Romanos 10:14-21

La revelación de una salvación tan grande y segura para el pecador, disponible de forma gratuita para todo el que invoque el nombre del Señor, impulsa al apóstol a dirigir su mirada por un lado a la Iglesia como responsable de anunciar la buena nueva del evangelio y por otro a Israel por la tozudez con la que desprecia el regalo de la gracia.

Exposición

La responsabilidad de la Iglesia (vv. 14-17). La responsabilidad de proclamar el evangelio compete a todo aquel que lo posee. Esconder la medicina salvadora del alcance del enfermo sería la mayor de las maldades. La Iglesia no solo atesora el evangelio sino también la orden de marchar por todo el mundo y predicar con regocijo a judíos y gentiles: ¡Hay perdón de pecados en Cristo Jesús! La Iglesia tiene el deber de anunciar el evangelio con fidelidad, le guste a la gente o no escuchar la verdad, pues la fe es por el oír; y el oír… por la palabra de Dios. No se garantiza la fe por otros medios.

La responsabilidad de Israel (vv. 18-21). Vuelta la mirada a sus compatriotas, con dolor de corazón, Pablo señala la negligencia de Israel ante el ministerio de la palabra. No tienen excusa, ellos han sido un pueblo privilegiado con relación a otras naciones porque, ¿A qué nación ha enviado el Señor tantos profetas como a Israel? Sin embargo, ahora mismo los gentiles están entrando a formar parte del pueblo de Dios y ellos son incapaces de reconocer el cumplimiento de las Escrituras delante de sus propios ojos. Su maldad llega al extremo de resistir el amor de Dios y contradecir la verdad de su Palabra.

Aplicación

Como creyentes del evangelio ninguno de nosotros puede desentenderse de las misiones. Sería andar en desobediencia despreocuparse o darle la espalda al plan general que Dios tiene para la salvación del mundo que no es otro que usar a la iglesia para alcanzar a todas las naciones con el evangelio. Los pecadores se pierden sin Cristo y la iglesia es su única esperanza en la medida que ésta cumpla con su misión. Por lo tanto, sea orando, yendo o sosteniendo, todos debemos estar implicados con las misiones.

Reflexión: Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra (Hch. 13:47).

Por : Carlos Rodríguez

Martes 23 DE ABRIL DE 2024

El Remanente

Romanos 11:1-15

Pablo sigue defendiendo a Dios y su plan de redención de los malos entendidos. Sus propósitos son inmutables, pero debe quedar claro que salvar a toda la nación de Israel nunca fue el plan de Dios. El remanente, y solo él, es el señalado en todas las épocas para disfrutar de la promesa y esto no por obras sino por gracia por medio de la fe.

Exposición

El remanente pasado (vv. 1-4). Por muy mal que estuviesen las cosas para Israel con motivo de su rechazo del Cristo nadie debe caer en la desesperación en cuanto a la salvación de los judíos. Solo hay que mirar atrás cuando Elías confundido por la apostasía de Israel recibió la divina respuesta: “Me he reservado siete mil hombres…”

El remanente presente (vv. 5-10). Es verdad que la mayoría de Judíos estaban buscando la salvación por el camino de las obras, ciegos al evangelio de la libre gracia de Dios, endureciéndose cada vez más en sus razonamientos. Pero también ahora había quedado un remanente escogido por gracia del que Pablo era un claro y vivo exponente.

El remanente futuro (vv. 11-15). En el futuro Dios seguirá salvando por medio del remanente a todo Israel. Pablo confía en que la conversión de los gentiles pueda provocar a celos a los de su sangre y así hacer salvos a algunos de ellos. ¡Qué gloria tan grande será para el mundo ir viendo como los rebeldes judíos son admitidos a la vida!

Aplicación

En un tiempo fue Israel el instrumento escogido por Dios para anunciar la salvación a las naciones. Peor que mejor habían Levado su cometido adelante hasta que llegó el Mesías en cumplimiento de las promesas. Cuando Israel rechaza el evangelio queda incapacitada para anunciar la buena nueva del reino de Dios. Será la Iglesia cristiana quien tendrá la gran comisión de ir y hacer discípulos a todas las naciones. Ahora por lo tanto han cambiado las tornas y somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de anunciar la salvación a Israel ¡menudo compromiso! pero que gran privilegio. ¿Estamos cumpliendo con él? ¿Somos conscientes que los judíos no tiene otra alternativa ni presente ni futura para su plena restauración que la de recibir a Jesucristo como Señor y Salvador?

Reflexión: No que haya otro (evangelio), sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo (Ga. 1:7).

Por : Carlos Rodríguez

Miércoles 24 DE ABRIL DE 2024

El Olivo

Romanos 11:16-24

A lo largo del capítulo el apóstol está dejando claro que el rechazo de Israel por parte de Dios no es total, pues queda un remanente, ni definitivo ya que seguirá tratando con ellos hasta el fin de los tiempos. La metáfora del olivo servirá a Pablo a la perfección para plasmar esta realidad en el marco de un único y santo Pueblo de Dios.

Exposición

La raíz (vv. 16-18). Para el apóstol es de vital importancia que los gentiles se percaten de la naturaleza santa del Pueblo de Dios al que han venido a pertenecer y que desde su origen es precisamente esa raíz santa – las promesas hechas a Abraham – las que sustentan las ramas del olivo, sean las que sean, y no al revés.

Las ramas naturales (vv. 19-22). Haciendo referencia a Israel como las ramas naturales, Pablo explica que fueron desgajadas -aunque no todas (v. 17)- por su incredulidad. Es por medio de la fe que una rama permanece en el tronco o cae. He aquí de nuevo una advertencia seria a los gentiles para que no se ensoberbezcan sino que teman al Señor.

Los injertos (vv. 23-24). En este único y santo Pueblo de Dios representado por el buen olivo está el Señor haciendo algo extraordinario. Injertando por un lado a gentiles que por naturaleza eran olivo silvestre y por otro injertando a judíos a su propia cepa, siempre y cuando éstos no permanezcan en la incredulidad. Gran-de es el poder de Dios.

Aplicación

En el pasaje de hoy tenemos una seria advertencia contra el orgullo espiritual. Primero fue Israel quien como nación elegida por Dios se creyó superior a los demás pueblos llegando a despreciarlos como si fueran perros. Luego fueron los gentiles quienes se sintieron mejores que los infieles judíos acusándolos incluso de la muerte del Cristo. En la actualidad existe el peligro de que algo parecido ocurra con las denominaciones cristianas. ¿No escuchamos o leemos acerca de la jactancia de algunos grupos evangélicos sobre otros? Esto no debiera ser así. Recordemos siempre, para mantenernos humildes y unidos, que todo lo que somos o tenemos es por pura gracia y que no hay mérito alguno en nosotros que nos haya hecho dignos del favor y la elección de Dios.

Reflexión: Porque ¿Quién te distingue?, ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿porqué te glorías como si no lo hubieras recibido? (1 Co. 4:7).

Por : Carlos Rodríguez

Jueves 25 DE ABRIL DE 2024

El Dios insondable

Romanos 11:25-36

Pablo resume la sección concerniente al plan de salvación para judíos ti gentiles de manera soberbia. Es admirable la belleza de su estilo, la lógica de sus argumentos, el orden en la exposición, la profundidad de sus revelaciones, y sobre todo la piedad de su alma que anima y dirige todo su discurso hacia la gloria del Dios insondable.

Exposición

Los misterios de Dios (vv. 25-29). Los misterios de Dios en la Escritura (1 Co. 2:7 y ss.) hacen referencia a los secretos que Él mismo ha revelado y que de no haber sido así jamás hubiéramos podido llegar a conocer. En esta ocasión se hace referencia a la maravillosa cadena de acontecimientos que resulta en la salvación de Israel.

Los sentimientos de Dios (vv. 30-32). Aquí encontramos cuatro referencias a la misericordia de Dios. Pablo desea enfatizar en medio de un contexto doctrinal que nuestro Dios no debe ser considerado como un frío estratega sino como un ser personal que pone en juego su santa pasión y limpio corazón en la salvación de su Pueblo.

La mente de Dios (vv. 33-36). La mente humana más prodigiosa jamás hubiera podido concebir un universo como el nuestro don-de el hombre, con todas sus singularidades físicas, intelectuales y espirituales, corona la creación; mucho menos concebir un pian de redención semejante al de Dios. Tal consideración llena de admiración al apóstol.

Aplicación

Romanos once treinta y seis debería estar grabado con letras de oro en la mente y el corazón de cada creyente. Romanos once treinta y seis debería ser nuestro consuelo en los momentos oscuros de la vida, cuando no alcanzamos a entender los designios del Omnipotente. Romanos once treinta y seis debería marcar la razón de ser de nuestra existencia recordándonos cada día porqué y para qué nos ha creado el Dios Altísimo. Romanos once treinta y seis debería animar nuestra fe cuando enfrentamos los gigantes que se interponen en nuestro camino al Cielo. Pero sobre todo Romanos once treinta y seis debería sostenemos en la verdad de que el Trino Dios es la fuente, el ejecutor y la meta de nuestra salvación. A Él sea la gloria por los siglos.

Reflexión: Oh, Señor, ¡ningún dios puede compararse a ti! ¡Nadie es santo ni grande como tú! ¡Haces cosas maravillosas y terribles! ¡Eres digno de alabanza! Ex. 15:11 (DHH).

Por : Carlos Rodríguez

Viernes 26 DE ABRIL DE 2024

Ahora todo es adoración

Romanos 12:1-8

Como consecuencia de las grandes doctrinas presentadas hasta aquí por el apóstol Pablo y en respuesta a la gran misericordia de Dios solo cabe una actitud apropiada por parte de los redimidos y no es otra que la completa entrega de sus vidas – lo que son y lo que tienen – en adoración al Señor, porque de él, y por él, y para él son todas las cosas.

Exposición

Consagración (vv. 1-2). La adoración va mucho más allá de acercarse un día determinado al templo para cumplir con los deberes religiosos. Pablo enseña que la adoración verdadera es una consagración diaria, total y personal a Dios de todo lo que somos. Mente y cuerpo, deben estar involucrados espiritualmente en hacer la voluntad de Dios.

Comunión (vv. 3-5). La adoración involucra a cada creyente en el cuerpo de Cristo, rehúye el aislamiento presuntuoso. El propósito del Señor es la unidad y comunión de un pueblo formado por miembros muy dispares donde cada uno tendrá una función determinada bajo la dirección de una sola cabeza que es Cristo mismo.

Servicio (vv. 6-8). La adoración demanda el ejercicio responsable de los dones recibidos por gracia. Aquí no hay excusa. Pero se re-quiere sabiduría espiritual para reconocer los dones que cada uno posee y diligencia a la hora de ponerlos en práctica. El correcto uso de los dones en la Iglesia repercutirá en beneficio de todos los miembros.

Aplicación

Porque Cristo nos ha comprado, porque con su sacrificio en la cruz nos ha librado del pecado y de la muerte, porque por medio de la fe en él hemos sido justificados, etc., es que tenemos un fundamento firme y razonable además de espiritual para acometer todas las demandas de la buena voluntad de Dios. En el poder del Espíritu Santo recibimos gustosos cualquier exhortación a vivir la santidad porque ese es el anhelo de nuestra nueva vida en Cristo. Sin embargo la sociedad en general, al no contar con Dios, se encuentra que ni tiene autoridad en que basar la demanda de una conducta ética consecuente, ni voluntad para guardar cualquier precepto moral. Por lo tanto las estructuras humanas están condenadas al fracaso y a la alienación convirtiéndose el evangelio de la gracia de Dios en su única esperanza.

Reflexión: Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás. (Sal. 50:15)

Por : Carlos Rodríguez