Devocional
jueves 01 DE JUNIO DE 2023
La gran cena
Lucas 14:15-24
Jesús complementa la enseñanza ilustrándola con una parábola en la que la gracia se manifiesta de forma notable.
Exposición
La causa y la parábola. La enseñanza de Jesús impactó a uno de los que estaban a la mesa, que le llevó a llamar dichoso al que pueda estar en el reino de Dios (v. 16). La parábola formula una pregunta: ¿Quiénes gozarán de ese privilegio? La gracia es el tema de ella. Dios hizo provisión para todos: una gran cena. La invitación es también generosa: convidó a muchos. En el tiempo de la celebración los invitados fueron llamados: venid, ya todo está preparado (v. 17).
Es en ese momento que cada invitado pone disculpas, todas ellas absurdas, para no asistir a la cena, todos alegan necesidad cuando realmente les faltaba voluntad (vv. 18-20). El rechazo para la cena hizo enojar al que la había dispuesto. La gracia rechazada es una gracia perdida. Los invitados iban a ser otros, pero sin duda la cena aparejada sería aprovechada. Eran los miserables, los pobres, los que tenían taras para la sociedad, quienes son llamados (v. 21).
A pesar de la masiva respuesta aún había lugar para otros, de ahí que el siervo debía ir a buscarlos, “forzándolos a entrar”, no por violencia, sino por persuasión de la gracia (vv. 22-23). Una sentencia final para los que rechazaron, cierra la parábola: ninguno de los convidados, gustará de mi cena (v. 24).
Aplicación
La parábola tiene una aplicación directa primero a Israel. Cristo había venido a lo suyo, y los suyos no le recibieron (Jn. 1:11). Así respondieron los de su tiempo a la invitación del evangelio. Pero, la provisión de salvación no es en vano porque, aunque rechazada por algunos, Dios llama a lo necio, lo débil, lo vil y lo menospreciado (1 Co. 1:27-28). Nosotros tenemos la obligación de buscarlos e invitarlos al banquete de la gracia. Todavía hay lugar, pero es limitado: hasta que se llene mi casa, de ahí la urgencia para hacerlo.
Reflexión: No son consejos y exhortaciones lo que los perdidos necesitan, sino decirles: ‘Venid que está todo preparado’.
Unión Bíblica “Notas Diarias” Por : Samuel Pérez Millos
Viernes 02 DE JUNIO DE 2023
El costo de ser discípulo
Lucas 14:25-35
El Señor enseña a las multitudes a valorar las condiciones que el discipulado cristiano impone.
Exposición
La enseñanza. Grandes multitudes no equivale a muchos discípulos. La gente iba con él, el discípulo va tras él. El Señor les habla sobre las demandas para quienes deseen seguirle. Han de estar dispuestos a desprenderse de lo que más aman. La familia y aún la propia vida, pasarán a un segundo plano para que Cristo ocupe el primero (vv. 25-26). Ser discípulo demanda renuncia plena a uno mismo.
Llevar la cruz no es asunto de sufrimiento, aunque puede comprenderlo, sino de asumir la identificación con Cristo y renunciar a todo lo personal que pueda impedirlo (v. 27). También debe considerar el costo del discipulado, para no iniciar la obra y tener que abandonarla sin alcanzar la meta (vv. 20-30).
Ha de ser valorada la capacidad de soportar los conflictos, como quienes entran en combate. Es verdad que tanto los recursos para edificar como para luchar, son dados por Dios, sin embargo, el trabajo y el combate comportan esfuerzo y aflicción, debiendo estar dispuestos a sufrirlos (vv. 31-32). Por último, el que sigue a Cristo debe estar dispuesto a renunciar a todo para seguirle fielmente (v. 33).
Aplicación
El Señor no mandó buscar a los hombres para hacerlos religiosos, sino ir a todas las naciones, predicar el evangelio y hacerlos discípulos, esto es, seguidores de él (Mt. 28:19). Anunciar el evangelio de la felicidad, donde todo sonríe para quien cree, es falsificar la realidad de las consecuencias de seguir a Jesús.
La exigencia suprema del discipulado es la renuncia personal, tomando la cruz, para vivir la vida de Cristo en nosotros. Todo esto que aparentemente resulta difícil, se convierte en fácil, si sabemos que a las demandas del discípulo responde Dios obrando en nosotros el querer y el hacer por su buena voluntad (Fil. 2:13). El camino cristiano es posible en la medida en que Cristo se haga vida en nosotros.
Reflexión. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús (Fil. 2:5).
Por : Samuel Pérez Millos
Sábado 03 DE JUNIO DE 2023
Recuperando lo perdido
Lucas 15:1-10
Tres parábolas son usadas por Jesús para ilustrar la misericordia de Dios que busca y recupera al pecador.
Exposición
La oveja y la dracma. Los fariseos y los escribas estaban llenos de arrogancia personal y saturados de hipocresía. Las multitudes seguían a Jesús para oírle, entre los que estaban los publicanos a quienes llamaban despectivamente pecadores. Con estos dialogaba, atendía y aún comía el Señor.
Por eso le acusaban diciendo: este a los pecadores recibe y con ellos come (vv. 1-2). Ninguna verdad mayor. Jesús recibe a los perdidos porque para eso vino, a buscar y salvar lo que estaba perdido (19:10). Ilustra esta verdad hablando de una oveja que en un rebaño de cien se había perdido. El pastor no se conforma con las que tiene, sino que busca la extraviada, y no se detiene hasta encontrarla. Dios no quiere que nadie perezca (vv. 4-6; 2 P. 3:9).
Sigue la ilustración de la mujer que pierde una moneda de plata, de diez que tenía. Ilumina la estancia, barre con cuidado el suelo, e insiste en buscarla hasta que la encuentra (vv. 8-9).
Un elemento común en las dos parábolas es el gozo que se produce en el cielo cuando un perdido procede al arrepentimiento. Este tiene que ver con la salvación del pecador. Los ángeles se gozan al ver el gozo de Dios. Mientras que los fariseos se quejaban del trato que Jesús daba a quienes ellos despreciaban llamándoles pecadores, Dios se gozaba por la salvación de ellos (vv. 7, 10).
Aplicación
Debemos entender que Dios se goza cuando encuentra y salva a un perdido. Al recuperar lo extraviado se disfruta más que cuando lo tenemos permanentemente. La sanidad es más estimada después de una enfermedad.
En la práctica pastoral, nada más importante que la búsqueda de quienes estando antes en el rebaño, se han alejado de él. La misión más elevada es buscar al perdido para traerlo nuevamente a la comunión con Dios y con los hermanos.
Reflexión: La medida de un creyente espiritual no está en su capacidad de reprender, sino en la de restaurar.
Por : Samuel Pérez Millos
Domingo 04 DE JUNIO DE 2023
Perdido y hallado
Lucas 15:11-32
La parábola llamada del hijo pródigo, tiene el mismo propósito de las otras dos anteriores, mostrar las riquezas de la gracia.
Exposición
El pródigo. De los dos hijos del relato, el menor de ellos era frívolo, inquieto, impaciente, sin freno, vago, libertino, deseoso de hacerse con la herencia para derrocharla en cuanto la tuviera en sus manos. Sin cortesía dijo a su padre: Dame, la parte que me corresponde, como si le debiera algo (v. 12).
Estaba cansado de obedecer y servir y deseaba alcanzar una libertad que era falsa, haciendo lo que considerase mejor, alejándose de su padre y del hogar. Lo que había recibido fue dilapidado rápidamente, para vivir perdidamente (v. 13). El hambre sin recursos es grave. Su necesidad le hizo caer en la esclavitud. Vivir perdidamente conduce a servir como esclavo.
Antes era un hacendado, ahora un cuidador de cerdos, que codiciaba para sí el alimento de aquellos animales. Pedía para comer, aunque fuesen algarrobas, pero nadie le daba (vv. 14-16). Solo pensaba en volver a la casa del padre, el que había estado loco, volvía en sí (v. 17). La determinación suya fue regresar arrepentido, confesar su pecado y suplicar ayuda (vv. 18-19). El padre no esperó la confesión del hijo, movido a misericordia corrió a su encuentro, en la situación deplorable, hambriento y sucio en que regresaba a casa, y le besó (v. 27).
Aplicación
He aquí la misericordia absoluta: Los pies de la misericordia, al correr al encuentro del miserable; los brazos de la misericordia, al abrazar al que no tenía derecho alguno de ser amado; los labios de la misericordia, que acoge el perdido con un beso que sella el más absoluto perdón.
Además de esto, una espléndida provisión, un vestido, un anillo, unos zapatos para los pies descalzos y lastimados. ¿Acaso no ha hecho Dios esto con nosotros? ¿No es verdad que cuando caemos y volvemos a Él, no hay reproches, sino perdón y afecto inmerecidos? Si Dios hace esto, nosotros debemos hacer lo mismo. Ser capaces de tener misericordia es señal de haberla recibido antes.
Mandato: ‘Sed perfectos, como vuestro Padre es perfecto’.
Por : Samuel Pérez Millos
Lunes 05 DE JUNIO DE 2023
Un administrador sagaz
Lucas 16:1-8
El pasaje recoge una parábola que ha resultado difícil de interpretar, por lo que hay muchas opiniones de su significado.
Exposición
El mayordomo infiel. La parábola está dirigida a los mismos que las dos anteriores: especialmente a escribas y fariseos. Ellos habían sido constituidos como mayordomos de los bienes de Dios, pero, al igual que el de la parábola, empleaban lo que es de Él para beneficio personal, disipando los bienes divinos (v. 1). El dueño expresa al administrador lo que oye de él, le pide cuentas y le despide (v. 2).
La situación era grave y requería una acción urgente. Trabajar duramente estaba fuera de sus planes, porque no tenía fuerza física; mendigar y vivir a duras penas, tampoco entraba en su pensamiento. Solo le quedaba actuar con los deudores del dueño, de modo que le recibieran en sus casas (vv. 3-4).
Tratando con ellos personalmente, cada uno (v. 5), falsificó los documentos de deuda aligerándola a cada deudor (vv. 6-7). El mayordomo fue alabado por su sagacidad, no por su conducta, que era reprobable, sino por su astucia para hacerse amigos. Aquel era una persona carente de integridad y fidelidad, y no podía ser alabado, sino denunciado.
El punto crucial de la parábola está en presentar un ejemplo del modo de aprovechar el corto tiempo que resta. El contraste es evidente: los hijos de este siglo, esto es los no creyentes, son más sagaces en el trato que los hijos de luz, es decir los que son creyentes.
Aplicación
El Señor no puede tolerar ninguna práctica contraria a sus santos y justos caminos. Él nos guía por sendas de justicia, por amor de su nombre (Sal. 23:3). El mandato bíblico es concreto: Sed santos, porque yo soy santo (1 P. 1:16).
Los hijos de este siglo, buscan satisfacer sus intereses terrenales, los hijos de la luz, tienen vocación celestial. La enseñanza es sencilla, si los primeros actúan con previsión buscando su interés terrenal, los creyentes han de hacerlo yendo a las riquezas de gloria.
Reflexión: El tiempo que resta es corto, busquemos con urgencia los tesoros celestiales.
Por : Samuel Pérez Millos
Martes 06 DE JUNIO DE 2023
Aplicación y advertencia
Lucas 16:9-18
Los versículos que siguen recogen aplicaciones que Jesús hizo a la luz de las parábolas anteriores.
Exposición
Aplicaciones. La aplicación de la última parábola, va dirigida a sus discípulos para los que fue dicha (v. 1). La sagacidad de los hijos del mundo consiste en negociar de modo que obtengan beneficios materiales duraderos.
El Señor se refiere a riquezas materiales, a las que llama injustas, porque proceden del mundo. El creyente debe usar los bienes materiales socorriendo a los necesitados, ayudando a la misión de proclamar el evangelio, haciendo bienes, a fin de que encontremos amigos en el cielo que nos reciban con gozo por la ayuda que les hemos dado (v. 9). Si no se hace buen uso de los dones de la providencia, no podremos hacer buen uso de los dones de la gracia (v. 12).
El modo de demostrar nuestra fidelidad a Dios, es poniendo todo lo nuestro a su servicio, puesto que el amor a los bienes pasajeros es incompatible con el amor a Dios (v. 13). Ya que no podían contradecir esas verdades, los fariseos se burlaban del Señor (v. 14).
A ellos hace tres advertencias: ellos buscaban las riquezas devorando las casas de las viudas, con pretextos espirituales, pero, lo que pudiera parecer virtud delante de Dios era abominación, porque conocía sus corazones. Ellos sabían, a la luz de la Biblia, quien era Jesús, pero rehusaban aceptarlo como el Salvador, pero cuanto la Escritura decía de Él había de cumplirse (vv. 16-17). Ellos quebrantaban el espíritu de la ley, aprovechando sus concesiones para repudiar a sus mujeres por cualquier causa, de modo que incurrían en condenación al cometer adulterio (v. 18).
Aplicación
Una de piedad aparente, puede impactar a los hombres, pero es abominación a Dios. El secreto de la vida victoriosa no está en vivir las normas y seguir el sistema religioso, sino vivir y seguir a Cristo (Gá. 2:20). No debemos olvidar que los hombres conocen las acciones, pero Dios conoce el corazón.
Reflexión: La santidad no es una opción de vida, sino la única forma de vivir la vida cristiana.
Por : Samuel Pérez Millos
Miércoles 07 DE JUNIO DE 2023
Contrastes
Lucas 16:19-31
La parábola del rico y Lázaro es cuestionada por muchos rechazándola como tal, puesto que hay nombres de personajes en ella. Sin embargo, al presentarse como relato simbólico, es sombra de las realidades, al igual que una parábola.
Exposición
Contrastes. La parábola del pródigo ponía de manifiesto la gracia presente, la del rico, la ira venidera. El primer contraste es la condición de dos hombres: uno muy rico, vestido de ropas espléndidas, de banquetes continuados; otro muy pobre y enfermo, mendigando para alimentarse (vv. 19-20).
Otro contraste: la muerte iguala a ambos, pero el mendigo fue llevado por los ángeles, mientras el rico fue simplemente sepultado (v. 22). Un tercer contraste: El rico despertó en el lugar de condenación, el mendigo en el de gloria (v. 23). Todavía más: el rico estaba en los tormentos, Lázaro en la paz celestial (v. 23).
Aún se aprecia otro: El rico que nunca tuvo compasión de Lázaro, pedía que Dios tuviese compasión de él, enviando al pobre para que mitigase su sed (v. 24). Uno más: El rico había dispuesto de bienes, el mendigo solo de males (v. 25).
Los contrastes terminan con una situación definitiva: Hay una gran sima entre los salvos y los perdidos que nadie puede superar (v. 26). Ninguno de los que están en la gloria pueden regresar a la tierra, ni siquiera para anunciar el evangelio, además no hay otra revelación posible que la Escritura, aquí Moisés y los profetas, y es a la Palabra a quien hay que prestar atención (vv. 28-31).
Aplicación
El cielo y el infierno son realidades, y nuestro destino eterno no depende de la riqueza o de la pobreza, de la salud o de la enfermedad, solo de la relación personal con el Salvador. Quien tiene a Cristo tiene la vida, quien no tiene a Cristo está eternamente condenado.
Una observación más: el evangelio que salva no descansa en palabras de hombre, sino en la palabra de Dios. La eficacia de convicción de pecado no está en el predicador, sino en el Espíritu que aplica la palabra. En un mundo que rechaza la Biblia, estamos llamados a proclamarla.
Reflexión: Estar cerca de Cristo no salva, tan solo estar en Él.
Por : Samuel Pérez Millos