Desde el umbral de la luz
Las piernas me flaquean, eso es cierto,
la artrosis mis rodillas entorpece
pero el espíritu está en mí despierto
y mi mente de luz aún no carece.
Un anciano no es siempre aquello que parece
ante el ojo que juzga tan sólo lo visible,
pues dentro de su ser no mengua, sino crece
la vida si en Dios tiene su origen y calibre.
La vejez no es un hecho inconcebible
mas sí no valorado o entendido,
sólo en la ancianidad se ve lo indescriptible
y se halla la razón de todo lo vivido.
Es hora de hacer cuenta del tiempo transcurrido
y la gran enseñanza que Dios en Él nos diera;
hora de comprobar todo el sentido
que encierra en este mundo la estancia pasajera.
Para unos, la vejez es un umbral de espera
en el que, tristemente, no todo anciano se halla
si antes no conectó en la terrenal batalla
con Cristo, el que luchó, murió y resucitó
para darnos entrada a la vida verdadera.
Clara Rosique
Desde el umbral de luz.