Inteligencia Artificial: Una declaración Evangélica de principios

Traducción: Pedro Puigvert

El documento proviene de los Estados Unidos de América y ha sido realizado en 2019 por obra de un grupo de trabajo especialmente formado. Entre los firmantes están Rusell Moore (presidente de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa ERLC de la Convención bautista del sur), Bruce Ashford (Southeastern Baptist Theological Seminary), Darrell Bock (Dallas Theological Seminary), David Dockery (Trinity Evangelical Divinity School), Mark Galli (Christianity Today), Wayne Grudem (Phoenix Seminary), Michael Horton (Westminster Theological Seminary- California), Richard Mouw (Fuller Theological Seminary). El documento ha sido publicado en Ideaitalia III n.17 (24 mayo 2019). Traducción de Alessandro Piccirillo.

Preámbulo

Como discípulos de Cristo, somos llamados a confrontar con el mundo que nos rodea por el inmutable mensaje de esperanza y reconciliación del Evangelio. Instrumentos como la tecnología están para ayudarnos a este fin. Sabemos que también pueden ser programados en formas que deshonran a Dios y devalúan a los portadores de su imagen, como nosotros. Los cristianos evangélicos permanecemos fieles a la palabra inerrante e infalible de Dios, que afirma que todos los seres humanos somos hechos a imagen de Dios y que por tanto tienen valor y dignidad infinita a los ojos del Creador. Este mensaje determina como vemos a Dios, nosotros mismos y las herramientas que Dios nos ha dado, como la capacidad de crear. A la luz de las renovadas preguntas existenciales formuladas por la emergente Inteligencia Artificial (IA), afirmamos que Dios nos ha dado la inteligencia para afrontar este tema a la luz de la Escritura y del mensaje del Evangelio. Los cristianos no debemos temer el futuro o cualquier desarrollo tecnológico porque sabemos que Dios es sobre todo soberano sobre la historia, y que nada podrá jamás suplantar la imagen de Dios con que los seres humanos han sido creados. Reconocemos que la inteligencia artificial nos permitirá llegar a posibilidades sin precedentes, mientras constatamos los potenciales riesgos plantados por la IA si se usa sin sabiduría y atención.

Nuestro deseo es el de equipar a la iglesia para que pueda comprometerse activamente en el campo de la IA, en lugar de responder a las preguntas después que hayan condicionado nuestra comunidad. Teniendo en cuenta este deseo y esta esperanza, ofrecemos las siguientes afirmaciones y negaciones sobre la naturaleza de la humanidad, sobre la promesa de la tecnología y la esperanza en el futuro.

Artículo 1: La imagen de Dios

Afirmamos que Dios ha creado cada ser humano a su imagen con un valor, una dignidad y una capacidad moral igual e intrínseca, que la humanidad es distinta del resto de la creación, y que la creatividad humana está destinada a reflejar el modelo creativo de Dios.

Negamos que cualquier componente de la creación, incluida cada forma de tecnología, nunca deberá ser usada para usurpar o subvertir el dominio y la administración que han sido encomendados exclusivamente a los seres humanos por Dios. Negamos que también deban ser asignados a la tecnología niveles humanos de identidad, valor, dignidad o capacidad moral.

(Gn. 1:26-28; 5:1-2; Is. 43:6-7; Jer. 1:5; Jn. 13:34; Col. 1:16; 3:10; Ef. 4:24).

Artículo 2: IA como tecnología

Afirmamos que el desarrollo de la IA es una demostración de la capacidad creativa única de los seres humanos. Cuando la inteligencia artificial se emplea de acuerdo a la voluntad moral de Dios, es un ejemplo de la obediencia del hombre al mandamiento divino de administrar la creación y de honrarlo. Creemos en la innovación para la gloria de Dios, por el bienestar de la humanidad y por el amor al prójimo. Mientras reconozcamos la realidad de la caída y su consecuencia sobre la naturaleza humana, la tecnología puede ser utilizada en la sociedad para sostener la dignidad humana. Como parte de nuestra naturaleza creativa dada por Dios, los seres humanos deberían desarrollar y explotar la tecnología en formas que conducen a mayor prosperidad y al alivio del sufrimiento humano.

Negamos que el uso de la IA sea moralmente neutro. No se merece la esperanza, el culto o el amor del hombre. Ya que solo el Señor Jesús pudo expiar el pecado y reconciliar a la humanidad con su Creador, una tecnología como la inteligencia artificial no puede satisfacer las necesidades de la humanidad. Negamos, también la bondad y el beneficio de alguna aplicación de la IA que devalúe o degrade la dignidad y el valor de otro ser humano.

( Gn. 2:25; Éx. 20:3; 31:1-11; Pr. 16:4; Mt. 22-37-40; Ro. 3:23).

Artículo 3: Relación entre inteligencia artificial y humanidad

Afirmamos el uso de la IA para informar y ayudar a la razón humana y el proceso de decisión moral porque es una herramienta que sobresale en la elaboración y en la determinación de los datos, a menudo imitando o superando la facultad humana. Mientras la inteligencia artificial sobresale en el cálculo basado en datos, la tecnología no es capaz de poseer la facultad de las acciones o de las responsabilidades morales.

Negamos que los seres humanos podamos o debamos renunciar a las funciones propias o responsabilidades morales a cualquier forma de IA producida. Solo la humanidad será juzgada por Dios sobre la base de nuestras acciones y de las herramientas que creamos. Mientras la tecnología pueda ser creada en perspectiva de un uso moral, no es un agente moral. Solo los humanos tenemos la responsabilidad del proceso de toma de decisiones morales.

(Ro. 2:6-8; Gá. 5:19-21; 2 P. 1:5-8; 1 Jn. 2:1).

Artículo 4: Medicina

Afirmamos que el progreso relacionado con la IA de la tecnología médica es la expresión de la gracia común de Dios a través de la persona creada a su imagen y que este progreso aumentará nuestra capacidad de suministrar diagnosis médicas e intervenciones terapéuticas mejores mientras tratamos de cuidar a todas las personas. Estos progresos deberían ser guiados a partir de los principios básicos de la ética médica, incluida la beneficencia, no la maleficencia, autonomía y justicia, que son todos coherentes con el principio bíblico de amar al prójimo.

Negamos que la muerte y los efectos patológicos de la caída eventualmente puedan ser erradicados sin el medio de Jesucristo. La aplicación utilitarista concerniente a la distribución de la asistencia sanitaria no debería ignorar la dignidad de la vida humana. Es más, rechazamos la visión del mundo materialista y consecuencialista que entiende la aplicación médica de la IA como medio para mejorar, modificar o completar a los seres humanos.

(Mt. 5:45; Jn. 11:25-26; 1 Co. 15:55-57; Gá. 6:2; Fil. 2:4)

Artículo 5: Distorsión

Afirmamos que, como herramienta creada por los seres humanos, la inteligencia artificial será por su naturaleza sujeta a distorsiones y que estas distorsiones deberán ser tenidas en consideración, minimizadas o eliminadas a través de la continua supervisión y discreción humana. La inteligencia artificial deberá ser diseñada y utilizada de modo tal que trate a todos los seres humanos con igual valor y dignidad. La inteligencia artificial deberá ser utilizada como un instrumento para identificar y eliminar las distorsiones inherentes al proceso de decisión humano.

Negamos que la inteligencia artificial sea para proyectarse o utilizarse de manera que viole el principio fundamental de la dignidad humana de todas las personas. Ni mucho menos debe ser utilizada de manera que refuerce o promueva cualquier ideología o agenda, tratando de subyugar la autonomía humana bajo el poder del estado.

(Mi. 6:8; Jn. 13:34; Gá. 3:28-29; 5:13-14; Fil. 2:3-4; Ro. 12:10).

Artículo 6: Sexualidad

Afirmamos la bondad del diseño de Dios para la sexualidad humana que prescribe que la unión sexual sea una relación exclusiva entre un hombre y una mujer en la alianza permanente del matrimonio.

Negamos que la búsqueda del placer sexual sea una justificación al desarrollo o al uso de la IA, y condenamos la objetivación de los humanos que resulta del uso de la IA con propósitos sexuales. La IA no debe entrometerse o substituir la expresión bíblica de la sexualidad entre un marido y una mujer según el diseño de Dios para el matrimonio humano.

(Gn. 1:26-29; 2:18-25; Mt.5:27-30; 1 Ts. 4:3-4)

Artículo 7: Trabajo

Afirmamos que el trabajo forma parte del plan de Dios para los seres humanos que participan en la cultura y la administración del Creador. El modelo divino es el del trabajo y el descanso en sana proporción entre ellos. Nuestra visión del trabajo no debe ser estar limitada a la actividad comercial; también debe incluir las muchas maneras en que el ser humano presta servicio recíprocamente a través de sus esfuerzos. La inteligencia artificial puede ser utilizada de manera que ayuda a nuestro trabajo o si permitimos utilizarla para hacer un mayor uso de nuestros dones. La iglesia tiene una responsabilidad, legitimada por el Espíritu, de cuidar a los que pierden su trabajo y de animar a los individuos, comunidad, empleadores y gobiernos para encontrar formas de invertir para el desarrollo de los seres humanos para que sigan aportando sus vocaciones a nuestra vida en común.

Negamos que el valor y la dignidad humana sean reducidas a solamente a la contribución económica de una persona en la sociedad. La humanidad no debe usar la inteligencia artificial y otras innovaciones tecnológicas como una razón para moverse hacia una vida de puro ocio aunque una mayor riqueza social cree tal posibilidad.

(Gn. 1:27; 2:5; 2:15; Is. 65:21-24; Ro. 12:6-8; Ef. 4:11-16).

Artículo 8: Datos y Privacidad

Afirmamos que la privacidad y la propiedad personal están entrelazadas con derechos a opciones individuales que no deben ser violadas por los gobiernos, la sociedad, estados-naciones y otros grupos, también en la búsqueda del bien común. Mientras Dios conoce cada cosa, no es sabio ni obligatorio tener cada detalle de la propia vida abierto a la sociedad.

Negamos el uso manipulativo y coercitivo, sea de los datos sea de la IA, en formas que están en desacuerdo con el amor de Dios y el amor al prójimo. La práctica de recopilación de datos deberá ser conforme a las pautas éticas que apoyan la dignidad de toda persona. Negamos además que el consentimiento incluido el informado, según sea necesario, sea el único estándar ético obligatorio para la recogida, elaboración o fructificación de los datos personales, individualmente o como un todo. La inteligencia artificial no debería ser empleada en formas que distorsione la verdad a través del uso de aplicaciones generativas. Los datos no deberían ser mal gestionados, usados impropiamente o ilícitamente con fines pecaminosos para fortalecer distorsiones, reforzar y potenciar las degradaciones débiles.

(Éx. 20:15; Sal. 147:5; Is. 40:13-14; Mt. 10:16; Gá. 6:2; He. 4:12-13; 1 Jn. 1:7)

Artículo 9: Seguridad

Afirmamos que la IA tiene aplicaciones legítimas en materia de policía, inteligencia, vigilancia, investigación y otros usos para sostener la responsabilidad del gobierno en el respeto a los derechos humanos, proteger y preservar la vida humana y perseguir la justicia en una sociedad próspera.

Negamos que la IA deba estar comprometida por implicaciones de seguridad y protección en formas que buscan deshumanizar, despersonalizar o dañar a nuestros semejantes. Condenamos el uso de la IA para suprimir la libertad de expresión u otros derechos humanos fundamentales concedidos por Dios a todos los seres humanos.

(Ro. 13:1-7; 1 P. 2:13-14)

Artículo 10: Guerra

Afirmamos que el uso de la IA en la guerra debería estar gobernado por el amor al prójimo y de los principios de la guerra justa. El uso de la IA puede mitigar la pérdida de la vida humana, suministrar una mayor protección de los no combatientes e informar políticas mejores. Cualquier acción letal realizada o sostenida activada de la IA debe emplear la supervisión o la revisión humana. Todas las aplicaciones de la IA relativas a la defensa, como los datos subyacentes y los procesos de decisión, deben ser presentados a una revisión continua de parte de la autoridad legítima. Cuando estos sistemas vengan implementados, los agentes humanos tienen la plena responsabilidad moral por cualquier acción emprendida por el sistema.

Negamos que la agencia humana o la culpabilidad moral en la guerra puedan ser delegadas a la IA. Ninguna nación o grupo tiene el derecho de usar la inteligencia artificial para cometer genocidios, terrorismo, tortura u otros crímenes de guerra.

(Gn. 4:10; Is. 1:16-17; Sal. 17:28; Mt. 5:44; 22:37-39: Ro. 13:4)

Artículo 11: Política pública

Afirmamos que los propósitos fundamentales del gobierno son proteger a los seres humanos del mal, castigar a quien hace el mal, sostener la libertad civil y felicitar a los que hacen el bien. La ciudadanía tiene un papel en la definición y en la elaboración de la política relativa al uso de la IA en la sociedad, y estas decisiones no deberían ser dejadas a aquellos que desarrollan esta tecnología o a los gobiernos para establecer la norma.

Negamos que la IA deba ser utilizada por los gobiernos, la sociedad o cualquier entidad para violar los derechos humanos otorgados por Dios. La IA, incluso en un Estado muy avanzado, no debe nunca ser delegada a la autoridad gubernativa que ha sido conferida por un Dios soberano solo a los seres humanos.

(Ro. 13: 1-7; Hch. 10:35; 1 P. 2:13-14)

Artículo 12: El futuro de la IA

Afirmamos que la IA continuará desarrollándose de manera que no podemos actualmente imaginar o comprender, incluso que la inteligencia artificial superará con creces muchas facultades humanas. Solo Dios puede crear la vida, y ningún progreso futuro de la IA lo superará como Creador de la vida. La iglesia tiene un papel único al proclamar la dignidad humana de todos y pide el uso humanitario de la IA en todas las situaciones de la sociedad.

Negamos que la IA nos hará más o menos humanos, o que la IA nunca obtendrá un nivel de valor o dignidad igual a los portadores de la imagen de Dios. El futuro progreso de la IA al final no satisfará nuestros deseos de un mundo perfecto. Incluso si no podemos comprender o conocer el futuro, no tememos lo que será porque sabemos que Dios es omnisciente y que nada de lo que crearemos podrá contrarrestar su plan de redención para la creación o de suplantar la humanidad portadora de su imagen.

(Gn. 1; Is. 42:8; Ro. 1:20-21; 5:2; Ef. 1:4-6; 2 Ti. 1:7-9; Ap. 5:9-10)

Extraído de Studi di Teologia  Suplemento nº. 19 (Publicado con permiso)

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