La Santificación completa

Por : Pedro Puigvert

1 Ts. 5:23

El apóstol  ha exhortado a los creyentes de Tesalónica sobre la santificación (3:13, 4:3).  Como colofón vuelve su pensamiento a Dios, pues todas las cosas que ha mencionado tienen su origen en Dios como un don y para que no haya dudas expresa en qué consiste la santificación completa del Dios de paz. No debemos fijarnos tanto en las partes constitutivas del ser humano, sino en la totalidad y unidad del ser, porque el hombre tiene también otras partes como las coyunturas y los tuétanos, la mente y el corazón. Un análisis comparativo de toda la Biblia y en Pablo mismo, muestra que alma y espíritu son términos intercambiables con sus matices correspondientes.

  1. Los peligros para una santificación completa

El mayor peligro ha venido de la mano de la filosofía pagana introducida en el cristianismo y como dice José Grau, “cuando no ha podido entrar por la puerta grande, lo ha hecho por la de la cocina de los conventos…si es necesario”. Veamos en que consiste y cuáles han sido las consecuencias.

1.1. El docetismo. Es una corriente del gnosticismo, que tanto Pablo como Juan se dieron cuenta en su tiempo que estaba penetrando en la Iglesia y lo tildan de herejía. El término significa apariencia y se basa en el concepto platónico de la malignidad de la materia y de la bondad del espíritu. Como el cuerpo es material, entonces, según ellos, es malo y tenemos que despreciarlo. En el lado opuesto está el culto al cuerpo que se ha puesto de moda desde hace unos cuantos años en occidente. 

  1. a) La creación en el docetismo. La creación  según ellos es mala. Para descargar a Dios de hacer algo malo, inventaron el demiurgo, un dios menor, un espíritu malo que fue el autor de la creación. Para los cátaros el creador es Satanás.
  2. b) La encarnación  en el docetismo. Donde incidieron mayormente fue en la doctrina de la encarnación del Hijo de Dios. Por su desprecio de la materia, no podían aceptar que el Verbo se hiciera carne y rechazaban la unión sin confusión de la humanidad y la divinidad en Jesucristo. Para ellos, Jesús era un ser únicamente espiritual, una especie de fantasma, que tenía solo la apariencia humana. Al despojar a Cristo de su humanidad, descomponían el cristianismo, porque decían que Cristo no nació, ni murió, solo apareció. Por lo que  afecta a nosotros, la santificación total es imposible si se separa del cuerpo y se limita únicamente al ámbito espiritual.
  1. Las influencias del docetismo en la Iglesia

            Al haber penetrado en la Iglesia afectó a la doctrina. Pero todavía en la actualidad podemos apreciar cómo influye en algunas áreas.

2.1. Su influencia en la evangelización. Cuando se predica el evangelio y se hace en términos de la salvación del alma solamente y la vida futura, nuestro mensaje lleva la marca del docetismo y se aleja de la enseñanza bíblica. Las cosas materiales quedan excluidas, como por ejemplo, el cuerpo, la propiedad, el trabajo, la cultura, la ecología.  Según esa forma de pensar, todo esto no tiene que ver con la salvación que es en Cristo. Creer que lo material pertenece al mundo dominado por el  diablo es la filosofía del demiurgo. Se sitúa la salvación y la vida cristiana en el ámbito espiritual y la esperanza del creyente consiste en  estar con Cristo y no en la resurrección del cuerpo. Todavía se escucha este tipo de mensaje en algunos entierros.

2.2. Su influencia en el señorío de Cristo. Con esta forma de pensar es imposible que la santificación se extienda a todos los ámbitos de la vida del creyente, puesto que se le niega a Cristo la soberanía en todo nuestro ser y en todo lo que hacemos, de tal manera que su poder redentor no nos alcanza en algunas zonas. ¿Nos damos cuenta cómo de manera solapada penetra el paganismo en nosotros? No se cumple entonces la santificación completa porque dejamos áreas de nuestra vida fuera del radio de acción de Dios. Condiciona la mayoría de nuestras actitudes y en lugar de tener la mente de Cristo nuestro Señor, que ha sido iluminada por la Palabra de Dios que es la que determina nuestras vicisitudes y cualidades, nos dejamos influir por una filosofía pagana en su origen y esencia. El docetismo conduce a negar el señorío de Cristo y la soberanía de Dios sobre todas las esferas de la vida. Por ejemplo, Dios no quiere santificar nuestro dinero, tiempo o posesiones, sino a nosotros mismos con todo lo que somos y tenemos.

2.3. Su influencia en la enseñanza de la Biblia. Desde el principio, la Biblia nos enseña que la tierra es obra de Dios y el hombre también, creado o construido (verbo hebreo banah) hacer algo a partir de un material ya existente, como una unidad psicosomática (alma-espíritu/cuerpo). Así es como todo el hombre es objeto de la salvación, la santificación y la glorificación. Cuando pecó, no pecó solo su alma, sino el hombre en la totalidad de su personalidad. El interés de Dios en nuestros cuerpos y en nuestras almas se demuestra en la resurrección de Jesús y en la promesa de que un día nuestros cuerpos resucitarán a semejanza del cuerpo de Jesús. Así, pues, lo que ocurre en la vida física es importante: el pan nuestro de cada día; nuestro entorno; la conservación de la naturaleza*, pues un día Dios  renovará no solo los cielos, sino la tierra. Una persona no es más espiritual porque desprecia su cuerpo, como aquellos que se flagelan y viven en la contemplación alejados de todo lo material. El significado bíblico de espiritualidad tiene que ver más bien con tener una vida de justicia, comprensiva, siendo amables y serviciales a favor del prójimo (Ro.12:1).

2.4. Su influencia en la vida eclesial. La iglesia no es una institución formada por cristianos que viven separados del mundo. Es cierto que no somos del mundo, pero también que estamos en el mundo. El docetismo ha influido en los cristianos para alejarlos del mundo y de sus problemas, como si estos no fueran con nosotros. Ya desde el siglo III, algunos bajo esta influencia quisieron alejarse del mundo viviendo en la soledad como anacoretas, sin darse cuenta que eso era imposible, pues llevaban el mundo con ellos. Esta misma idea condujo al monasticismo, que fue una huida de la responsabilidad hacia la humanidad, en donde la Iglesia tiene que ser sal y luz. “El monasticismo es un extravío de la fe cristiana” (J.Grau). Nosotros no hemos llegado a estos extremos, pero a veces nos dejamos guiar por este concepto. Estamos en el mundo para ser de bendición al mundo, para servir a la gente y compartir las riquezas de la misericordia de Dios.

Conclusión.  ¿Cómo podemos contrarrestar estas influencias para conseguir una santificación completa irreprochable, para la venida de nuestro Señor Jesucristo? Teniendo muy presente que la creación de Dios es buena, ya que él no  creó el mundo para que fuera gobernado por la impiedad. En segundo lugar, recordando que el Hijo de Dios vino en carne, asumiendo  nuestra humanidad, pero sin pecado. El Hijo de Dios entró en la historia humana, en el tiempo y en la materia para redimirla, porque todo ha sido creado por medio de él y para él (Col. 1:16). En tercer lugar, Cristo es la propiciación por nuestros pecados (1 Jn. 2:2), lo que destruye la idea doceta de la apariencia, porque fue crucificado su cuerpo. Por último, Cristo resucitó al tercer día y lo hizo corporalmente y un día en la resurrección nosotros alcanzaremos la santificación completa, pero ahora ya debemos anticiparla por el camino de la santidad en todo nuestro ser (v.24).